Así lo asegura Julián Alvear Fernández, Ingeniero Civil Industrial titulado en la Universidad de Santiago de Chile y Gerente Regional de Ventas de la empresa multinacional alemana VOITH para seis países del Cono Sur.
El Ingeniero Civil Industrial de la Universidad de Santiago de Chile, Julián Alvear Fernández, titulado en 2010, es un joven profesional que ha tenido una carrera ascendente en seis años. Se inició como Ingeniero de Ventas en la CPMC y al poco tiempo arribó a la multinacional alemana VOITH, empresa con presencia en 60 países y que provee equipos de transmisión de potencia para la industria ferroviaria, vehículos comerciales, minería, y energía (Petróleo y Gas). En VOITH partió como Ingeniero de Ventas y hoy ocupa el cargo de Gerente Regional de Ventas de la División de Energía, Petróleo y Gas, para Chile, Argentina, Colombia, Perú, Ecuador y Bolivia.
¿Por qué eligió estudiar Ingeniería Civil Industrial en la Universidad de Santiago de Chile?
Siempre tuve muy claro mi opción de estudiar en la Universidad de Santiago de Chile. Al tener un buen puntaje, en la que fue la última PAA, tuve la posibilidad de escoger y tuve muy clara la opción de la Universidad de Santiago de Chile por su trayectoria y prestigio en Ingeniería y también por la calidad del Departamento de Deportes, lejos más experimentado, desarrollado y estructurado que sus símiles de otras universidades.
¿Cómo recuerda su experiencia de formación académica en la Universidad?
Le tengo mucho cariño a la Universidad. Pasé momentos bien bonitos y conocí a gente muy valiosa. También fui Deportista Becado por lo que representé a la Usach en torneos nacionales e internacionales, tremenda experiencia. Por otro lado también hubo momentos duros, el nivel de exigencia académica es altísimo, pero está bien, me ayudo a generar fortaleza.
¿Qué asignaturas marcaron su formación profesional y han sido más útiles en su desempeño profesional?
Son dos asignaturas: Investigación de Operaciones y Gestión de Operaciones. Tuvieron mucho valor en el desarrollo del pregrado. Los procedimientos y aspectos más técnicos de esas asignaturas han sido muy útiles en lo que me desempeño actualmente.
¿De qué forma estima, en su calidad de Ingeniero Civil Industrial de la Universidad de Santiago de Chile, Usted agrega valor en la empresa donde se desempeña?
En el caso de VOITH, empresa internacional, es importante conocer las distintas realidades en los diferentes países donde operamos. Si bien los productos son los mismos, los contextos son diferentes. Esa capacidad y flexibilidad para adaptarme a distintos escenarios y ambientes de negocio es lo que la Universidad me entregó en mi formación profesional y creo que ese es mi valor agregado para la empresa.
¿De qué forma ha influido en su desarrollo profesional su formación en la Universidad de Santiago de Chile?
Una cosa lleva a la otra. Primero es la formación, y después, una vez que dejas la Universidad, ya es mérito personal. Sin duda la formación que me entregó la Universidad fue la base y estoy absolutamente convencido de eso. Teniendo esto como punto de partida, luego entra en juego tus propias habilidades, las llamadas “Soft Skills”. En el contexto actual de las empresas, con mercados sumamente competitivos, disputándose los mismos grupos de clientes en diferentes rubros, la diferencia se hace en temas relacionales, en aspectos más blandos que técnicos.
¿Incidió la Universidad en adquirir esas habilidades blandas?
Sin ninguna duda. Durante mi paso por la Usach intenté aprovechar al máximo el concepto de “universalidad” de la Universidad. Es decir, participé de electivos, hice algunas ayudantías, viajé a campeonatos deportivos, hacía el esfuerzo por conocer gente de otras carreras y hasta una película me vi una vez en el cine de la Universidad. Eso me ayudó a tener una “apertura de mente” diferente, lo que a la larga se requiere para poder identificar y cerrar negocios en países tan distintos a Chile como Perú, Bolivia o Argentina.
¿Qué modificaciones haría al plan de estudios de la carrera?
La base técnica de la carrera es muy buena. Me he relacionado con profesionales de diferentes universidades y siento que estoy al nivel de los mejores. La Universidad de Santiago de Chile cumple muy bien esa expectativa. No obstante, me hubiese gustado tener en mi formación de pregrado un contacto más precoz con el mundo de las empresas mediante pasantías laborales, laboratorios, u otras actividades. Ese tipo de contacto nutre mucho la formación y no se dio en mi caso. También es importante adquirir un segundo idioma, ya que dejó de ser un plus y hoy pasó a ser un requisito básico. Se debe poner énfasis en eso dentro del plan de estudios.
¿Considera Usted que su paso por la Universidad de Santiago de Chile contribuyó en su forma de entender la sociedad y en su formación como ciudadano?
Claro que sí. Al estar en la Universidad de Santiago de Chile estás expuesto permanentemente a miles de mensajes con contenido social. En ese sentido, logré desarrollar otra visión. A la hora de hacer negocios, tener la capacidad de ser empático y valorar diferentes puntos de vista es clave para estrechar vínculos de confianza con clientes.
¿Qué consejo daría a los estudiantes de Ingeniería Civil Industrial de la Universidad?
Mi consejo es que aprovechen su tiempo en la Universidad y traten de tomar la mayor cantidad posible de talleres, de asignaturas electivas que no tengan que ver necesariamente con ingeniería industrial. Traten de abrir su mente, para estar mejor preparados en el ámbito laboral. A quienes están por egresar, mi consejo es que se empoderen y lleguen al mundo de las empresas con una actitud ganadora. La actitud puede marcar la diferencia en el desarrollo profesional, sobre todo cuando todos parten de cero.
¿Cómo definiría en una frase o concepto al Departamento de Ingeniería Industrial?
Es una escuela muy técnica y sumamente transversal que entrega los conocimientos necesarios para transformarse en un profesional muy versátil. Ese es el sello del Departamento.